«La existencia, a veces, viene marcada por jornadas como ésta, simbolizada en un ingente número de cajas que señalizan el traslado físico, de hogar, de compañeros, de amigos, de emociones, de trabajo, de amor, de sexo, de corazón, quizá de cabeza, y expuesta a través de una catarsis que nace de forma espontánea pero que, vista en perspectiva, era poco menos que imprescindible». ¿A quién te llevarías a una isla desierta?, Es la segunda película de Jota Linares, basada en una obra de teatro del propio director y de Paco Anaya, que estos días se ha estrenado en exclusiva en la plataforma televisiva Netflix.
Es el tiempo de la rebelión juvenil, contra el mundo, en forma de sueño cumplido, de carta con la frase “admitido”. Pero también el de las dudas: “Ese es el problema, que en mi vida no pasa nada”, dice una de las chicas, uno de los cuatro personajes de la historia, notablemente trazados por Linares, y poderosamente interpretados por Pol Monen, Jaime Lorente, Andrea Ros y María Pedraza, todos con una verdad apabullante.
La película es el escaparate de una generación de los últimos 25 años, y que quizá ha sido más retratada por el teatro que por el cine español. Un origen que lleva a que Linares no tenga miedo a resultar poético en sus diálogos, y eso es bueno en este cine español de desdichada obligación de verosimilitud coloquial, en la que no caben apuntes de lírica en los diálogos, algo que sí parece permitido en las tablas de un teatro
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