Se cumple el centenario del nacimiento del autor de un puñado de obras maestras del séptimo arte, cuya conciencia social estuve siempre a la altura de su cine
Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de un creador indispensable y de una figura siempre cercana a las problemáticas sociales. Miembro de uno de los linajes más fructíferos del cine español, el compromiso de Juan Antonio Bardem con la realidad era tan estrecho en el cine como fuera de él. Hijo de los actores Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro y hermano de Pilar Bardem, desde pequeño conoció de primera mano las miserias del oficio artístico, y el poder de la unión entre compañeros.
Licenciado en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, arrancó su carrera junto a Luis García Berlanga en Esa pareja feliz en 1951. Después firmaría algunas de las obras maestras incontestables del cine español: Cómicos (1954), Muerte de un ciclista (1955), Calle Mayor (1956,) La venganza (1959) o Nunca pasa nada (1963).
Hijo de los actores Rafael Bardem y Matilde Muñoz Sampedro, hermano de Pilar Bardem y tío de los actores Carlos, Mónica y Javier Bardem, Juan Antonio se inició en la profesión de la mano de Berlanga, a quien conoció en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográfica, la primera escuela de cine.
Codirigieron «Esa pareja feliz», una comedia protagonizada por Fernando Fernán Gómez y Elvira Quintilla sobre las estrecheces de un matrimonio que sueña con que su vida cambie a raíz de ser seleccionado para una promoción de una marca de jabones.
En 1955 Bardem estrenó una de sus obras más aclamadas, «Muerte de un ciclista» (1955), un drama con tintes de cine negro con el consiguió el Premio de la Crítica Internacional (FIPRESCI) en Cannes, una historia que ruborizó a la burguesía franquista sobre un profesor y su amante, una mujer casada, que atropellan a un ciclista y deciden ocultarlo para que no se descubra el adulterio.
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