Gerardo Herrero juega con los mecanismos de la ficción, subiendo el nivel del género en ‘Bajo terapia’, adaptando una obra de teatro a su propia manera de entender el cine y la capacidad de reflexión que puede tener este. Tres parejas, una psicóloga que les propone un juego de sobres… y a jugar pues. A jugar a picar o rascarse.
La premisa de «Bajo terapia» nos hace acordarnos de otras películas de juegos de parejas y puesta en escena teatral como «Perfectos desconocidos» o «El juego de las llaves», pero esta comedia dramática esconde un tono más amargo y un desenlace que nos dejará la sonrisa en la cara.
La película escrita y dirigida por Gerardo Herrero, toma su argumento de la obra de teatro en que se basa, el trabajo homónimo de Matías del Federico, y nos plantea la situación de una terapia de grupo entre tres parejas que no se conocen entre sí. La psicóloga que suele atenderles no ha acudido a la sesión, y en su lugar ha dejado 8 sobres con instrucciones para realizar la terapia. Las tres parejas, que parecían muy distintas entre ellas en un principio, van desvelando sus problemas, sus secretos y sus carencias descubriendo que tienen bastante más en común de lo pensaban, al mismo tiempo que opinan y critican las situaciones de los demás.
Las pareja más longeva está formada por Roberto (Juan Carlos Vellido) y Marta (Malena Alterio), donde él es de carácter fuerte y está muy chapado a la antigua y ella, más tímida y callada, apenas participa en la conversación al principio del juego. Roberto se verá reflejado en Daniel (Fele Martínez), el marido de Laura (Alexandra Jiménez), despreocupado con su hijo y en constante guerra dialéctica con su mujer, una abogada sin pelos en la lengua que no duda en reprocharle su comportamiento un tanto machista. Finalmente tenemos a Carla (Eva Ugarte) y Esteban (Antonio Pagudo), dos jóvenes que dudan si irse a vivir juntos tras un par de años de relación.
Mientras van relatando sus problemas y sus experiencias en temas como la educación de sus hijos, sus roles en casa, sus relaciones pasadas, sus sacrificios, sus adicciones, sus dudas, sus fortalezas, etc., las parejas van abriéndose y descubriendo cosas de ellos mismos y de sus compañeros, y el tono hostil va aumentando entre todos. Las discusiones de pareja escalan hasta convertirse en una batalla campal entre todos, con el humor y la ironía como arma arrojadiza.
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